sábado, 28 de enero de 2012

Nuestras palabras: El atleta sin memoria, Fernando Gómez Mancha


Novedades. La Ciconia de Brenes tendrá un nuevo editor, Fernando Gómez Mancha, profesor de educación física en el I.E.S. Jacarandá y autor de varios libros como El hombre perpendicular, El cuerpo desobediente o El atleta sin memoria. En este último profundizaremos a continuación. ¿A qué se dedicará Fernando? se encargará de una sección en la que os dará a conocer todas las obras literarias de nuestros vecinos. Como yo me considero participe del éxito de un compañero, utilizo la primera persona del plural para titular esta sección: Nuestras palabras. Para darle la bienvenida a La Ciconia como se merece, inaugurará esta sección la última obra de Fernando Gómez, El atleta sin memoria. Vamos con ella.

No recuerda casi nada, lo ha olvidado casi todo, incluso su nombre; sin embargo, no ha olvidado que le gusta correr, que se siente vivo cuando lo hace. Pero, ¿cuál es la causa de su amnesia? En esta historia —plena de las más humanas sensaciones y sentimientos— subyace un misterio que se irá desvelando muy poco a poco, conforme el lector se va adentrando en la novela. Intriga, relaciones humanas, cotidianidad, pasiones, humor, ternura, esperanza, violencia, soledad..., un cóctel perfectamente armónico que te atrapará, sin duda alguna.

El atleta sin memoria recorre, cual Ulises de Homero, el camino de vuelta a su patria, una Ítaca distinta de la que partió, y es el suyo un recorrido intenso, natural, afortunado, que le guiará hacia su destino. No obstante, para llegar a él tendrá que elegir entre recordar u olvidar; en un momento de la novela, el protagonista, incluso, dice “...no puedo recordar apenas nada, aunque mucho me temo que si pudiera, quizás, no quisiera hacerlo” pues, a veces, olvidar es lo único que podemos hacer si queremos seguir viviendo.

Ingeniosa novela, escrita en bien cuidada prosa decía Manuel Pecellín Lancharro, escritor y bibliófilo extremeño. Begoña de Miguel, escritora y profesora de literatura nos contaba: ¿Qué aún no has leído El atleta sin memoria? ¿Y a qué esperas? Te estás perdiendo una prosa fluida y envolvente, unos personajes interesantes y una trama ambigua –que entrega más de lo que parece ofrecer-. Sencilla pero no simple, entretenida pero no superficial, elaborada sin rebuscamiento y resuelta con convicción ¿Cuánto tiempo crees que aguantarás sin leerla?

Para que vayáis quitandoos el apetito, aquí os dejo un fragmento de la misma:

“Corro, corro como si me fuera la vida en ello. Sin embargo, la realidad es que no me juego nada, o al menos eso creo..., y sigo corriendo. Me siento vivo cuando mi cuerpo me obedece, cuando decido alargar la zancada, aumentar la cadencia, elevar un centímetro más las rodillas, pisar con firmeza, impulsar con fuerza, volar por un instante fugaz; y es por eso por lo que corro, en definitiva, por sentirme vivo […] Este aire me duele en su pureza, aun así respiro intensamente queriendo que penetre hasta lo más profundo de mi ser, que se instale en mis pulmones urbanos y los limpie, los desholline, los purifique; que se renueve toda mi sangre y se haga fuerte, aquí, en la montaña, donde el cielo está un poco más cerca...; un cielo pintado de un azul intenso, homogéneo, vehemente, vivo, un azul que no creo haber contemplado nunca antes […] Ralentizo el ritmo pues he de tener cuidado, hay demasiadas piñas caídas y no quisiera lastimarme los tobillos. Llevo una mochila que apenas me pesa y, dentro de ella, un par de mudas, una bolsa pequeña de aseo, tres o cuatro libros de bolsillo, un enorme fajo de billetes de quinientos euros que he metido dentro de una bolsa de plástico y…, creo que eso es todo. No necesito más equipaje. ¿Para qué más? Mi macuto, el correr y yo..., y la naturaleza. Mis músculos se ponen de acuerdo y efectúan, perfectamente coordinados, una extraordinaria danza de contracciones y distensiones, imposible de pronosticar; todo es instinto, todo es natural, nada se piensa, mi cuerpo solo actúa, recuerda millones de años de movimientos y evolución. Sin embargo, mi cabeza está vacía; desde hace poco tiempo, pero está vacía. Aunque lo intento, no soy capaz de recordar nada: ni quién soy, ni qué hago aquí, ni de dónde vengo, ni si tengo familia, esposa, novia, padres o hijos, ni qué plato prefiero, ni cuáles son mis sueños..., nada. No recuerdo nada ni siquiera mi nombre… Bueno sí, ahora que lo pienso mejor, sí que hay algo que no he olvidado y es que me gusta correr. Soy, pues, un atleta sin memoria”.

Me agrada bastante comenzar esta sección. Esto es cultura, cultura de brenes. Nuestras palabras perdurarán y las de estos escritores breneros ya están selladas con tinta. Leamos a nuestros escritores, Brenes escribe.

Sevilla, Ediciones Moreno Mejías (Editorial Wanceulen), 2011.
A la venta en las librerías de Brenes